Tras la misión española de Villa Soriano, la llamada en un principio Nova Colonia do Santíssimo Sacramento fue el primer asentamiento en lo que hoy es territorio uruguayo, realizado en el año 1680 por un grupo de portugueses comandados por el Maestre de Campo Manuel de Lobo. El asentamiento se ubicó frente a Buenos Aires, en el territorio de la Gobernación del Río de la Plata (perteneciente a España) durante la gobernación de José de Garro. Ya el mismo año de su fundación fue asaltada y ocupada por el gobernador de Buenos Aires, pero se devolvió a Portugal en 1681, en espera de negociaciones posteriores, que no llegaron a buen término. El tratado de Lisboa de 1701 incluyó la devolución de Colonia a Portugal, pero su ruptura dos años después provocó nuevamente su ocupación por las tropas españolas.
Por el tratado de Utrecht (1713) su posesión quedó en manos de Portugal. Bajo soberanía portuguesa la colonia se convirtió en un foco de contrabando portugués y británico hacia las posesiones españolas, de forma que en 1726 Felipe V encargó al gobernador de Buenos Aires, Bruno Mauricio de Zabala, la construcción y fortificación de Montevideo a fin de poder controlar el contrabando.
La construcción de Montevideo ocupó seis años (1724-1730). En cualquier caso, Carvajal, ministro de Fernando VI, intentó firmar un acuerdo de límites con Portugal. Tal fue el tratado de Madrid de 1750, que estipulaba que España se quedara con la Colonia del Sacramento cediendo a cambio a Portugal las reducciones jesuíticas llamadas "Los Siete Pueblos de las Misiones" (en el actual Rio Grande do Sul, Brasil). La entrada de España en la Guerra de los Siete Años (1762) interrumpe las conversaciones y Pedro de Cevallos ocupa de nuevo la colonia. No obstante, la guerra termina con la firma del Tratado de París (1763), en el que se fija el retorno de la disputada colonia a Portugal.
Finalmente, en 1777, el mismo Cevallos, nombrado virrey del recientemente creado Virreinato del Río de la Plata, ocupa definitivamente la colonia, conquista que es refrendada mediante el tratado de San Ildefonso, firmado ese mismo año, por el que la frontera hispano-portuguesa se fijaba en el río Negro, quedando España en poder de la mitad sur del actual Uruguay
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